Yo era una ejecutiva comprometida en una multinacional, gerenciando un equipo de casi 50 personas. Cumplía metas comerciales y me regía por indicadores, mientras crecía mi hija. Tenía una sensación de culpa por el tiempo limitado para ser mamá y un vacío interno que mis logros profesionales no mitigaban.

Deseaba más tiempo personal y trabajar en algo que generara crecimiento interior para mí misma y para otros.

En ese momento me debatía entre una relación de pareja difícil, el estrés del trabajo y la falta de tiempo para cumplir con todos mis roles.

Eso significó tomar varias decisiones que cambiarían el rumbo de mi vida. Me sentía fuerte y capaz en el trabajo, tenía excelentes relaciones con mi equipo, pero sabía que mi vida estaba desequilibrada y eso me robaba la paz interior.

Después de renunciar a mi trabajo e irme del país, sobrevino el segundo divorcio. Regresé a Colombia a empezar de ceros, sola, con una hija y los sueños rotos, repitiéndome una y otra vez, tú puedes , tú puedes.

Descubrí que cuando ya no te queda nada por perder, tienes en tus manos la gran oportunidad para renacer y realizar tus anhelos más profundos. Aquello para lo que estás aquí.

Algo cambió en mi interior. Recordé que mi gran sueño era trabajar en algo que generara crecimiento personal para
mí y para otros.

Había estado entrenando equipos comerciales en Latinoamérica y esa interacción me permitía hacer una siembra en ellos, lo cual generaba una gran satisfacción. Ya era feliz.

Decidí crear una empresa de capacitación, coaching y búsqueda de ejecutivos. De la mano con esto, estudié Coaching existencial, Psicología transpersonal y un Executive MBA, todo lo que necesitaba para mi nueva labor.

Tenía en mis manos la clave para iniciar cualquier emprendimiento. Una base de contactos, compuesta por buenos amigos, ex compañeros de trabajo, clientes  y proveedores, con quienes por fortuna, había un vínculo de amistad y lealtad.  En momentos como este, compruebas la importancia de mantener buenas relaciones con las personas.

Así, crecieron los talleres, las sesiones de coaching/terapia y todo cambió. Descubrí que era allí donde podía aportar, dejar una semilla de consciencia en las personas y realizarme personal y profesionalmente.

En estos años de labor, he tenido el privilegio de acompañar en procesos terapéuticos y de coaching a más de mil personas, parejas, ejecutivos y familias. Con los talleres de consciencia he podido llegar a personas alrededor del mundo, mostrando el camino hacia sí mismos.

Ahora, he logrado un equilibrio entre mi vida personal y profesional. Encontré el propósito de vida, acompañar a las personas a conectarse con su esencia y descubrir su propio potencial.